Digno de ripley el bullado caso de los quesos. Más de 300 personas estafadas en Valdivia, quienes ante su deseo de avaricia y dinero "muy" fácil no dudaron en invertir cantidades exhorbitantes, para después perder los ahorros de todad una vida.
Un poco más frío y distante, como cualquier persona que no experimenta una situación similar, creo que al contrario de conmoverme con las emotivas historias de los estafados, de "robos de ilusión" y otras cosas, la justicia se ha mostrado demasiado parcial ante el tema.
Independiente del resultado final de las inversiones, aquí se cometió un acto claro y evidente de "evasión tributaria" por parte de esta gente que invirtió dinero, generando ingresos que duplicaron el aporte inicial y no pensaron nunca en pagar algún impuesto antes de ser estafados.
Creo que el concepto que robemos nosotros al Estado, porque este siempre nos roba termina afectando a los más débiles, y el Estado en esta batalla de impuestos y recargos es quien tiene la batuta.
Más que andarnos preocupando de las quiebras de los clubes deportivos o satanizando al comerciante que no da boleta (no se suban por el chorro, eso es ilícito igual), es evidente que las lecciones aprendidas por las víctimas tendrán costos elevadísimos para sus vidas, y sí que lo van a tener.
Dura la lección recibida, de que la codicia puede ser y es la perdición de los seres humanos, de estos valdivianos y de miles de chilenos más.
No va más dar advertencias, al final siempre caemos a las tentaciones y el dinero aunque no compre la felicidad y el amor, muchos dicen que ayuda a financiarlos.
Sólo pido disculpas a aquelos que cayeron en esta estafa y que ahora leen mi blog, pero creo no ser el único que piensa de esta forma. Y por lo que tengo entendido estamos en democracia.
Un poco más frío y distante, como cualquier persona que no experimenta una situación similar, creo que al contrario de conmoverme con las emotivas historias de los estafados, de "robos de ilusión" y otras cosas, la justicia se ha mostrado demasiado parcial ante el tema.
Independiente del resultado final de las inversiones, aquí se cometió un acto claro y evidente de "evasión tributaria" por parte de esta gente que invirtió dinero, generando ingresos que duplicaron el aporte inicial y no pensaron nunca en pagar algún impuesto antes de ser estafados.
Creo que el concepto que robemos nosotros al Estado, porque este siempre nos roba termina afectando a los más débiles, y el Estado en esta batalla de impuestos y recargos es quien tiene la batuta.
Más que andarnos preocupando de las quiebras de los clubes deportivos o satanizando al comerciante que no da boleta (no se suban por el chorro, eso es ilícito igual), es evidente que las lecciones aprendidas por las víctimas tendrán costos elevadísimos para sus vidas, y sí que lo van a tener.
Dura la lección recibida, de que la codicia puede ser y es la perdición de los seres humanos, de estos valdivianos y de miles de chilenos más.
No va más dar advertencias, al final siempre caemos a las tentaciones y el dinero aunque no compre la felicidad y el amor, muchos dicen que ayuda a financiarlos.
Sólo pido disculpas a aquelos que cayeron en esta estafa y que ahora leen mi blog, pero creo no ser el único que piensa de esta forma. Y por lo que tengo entendido estamos en democracia.
1 comentario:
Temaso. Qué quieres que te diga. Esto es uno de los episodios más funestos de nuestra vida chilensis, me extraña que ningún escritor bizarro haya hecho aún alguna antología sobre los sucesos más ridículos de nuestra historia republicana, en donde, al menos yo, incluiría al perro que habla, la guagua apocalíptica, la mujer gallina etc. Por ahí pondría yo a la estafa de los quesitos. Igual se vuelve trágico-cómico, después de todo nuestro país se siente superior a los peruanos, pero nos cagaron igual o peor que a ellos.
Capaz que la promesa de dinero fácil sea el verdadero opio del pueblo..
saludos mi chico...
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