sábado, agosto 12, 2006

De diarios freak, rodamientos varios y Ley de Murphy


Llegó retorciéndose de dolor a la Posta Central

Asopado se masturbó con rodamiento y vio estrellitas

En marzo del 98 se realizó una de las intervenciones quirúrgicas más asombrosas, en la que el paciente logró librarse del calvario de tener un rodamiento atascado a medio camino de su muñeco juguetón.
El hombrón, más aventurero que Quintín, onanista al cubo, no tuvo mejor ocurrencia que ofrecerle a su sin duda acumulado paquete, un anillo de rodamientos metálico, como túnel de la fantasía, para dar inicio a una soñada masturbación.
Relata "La Cuarta", el 6 de marzo, que un inesperado obstáculo terminó con su regocijo. La argolla con las bolas de acero que subía y bajaba a voluntad del soñador se negó a seguir participando en este juego erótico increíble y se detuvo medio a medio en la estirada herramienta, dura y porfiada.
Dolor insoportable
Un dolor insoportable siguió a ese placer tan efímero, el que fue acrecentándose a medida que el pobre afectado buscaba una solución al problema. La argolla con sus rodamientos iba encarnando en el apéndice nada de chacotero.
Agotadas todas las instancias para deshacerse del molesto elemento, el hombre, que vive en San Bernardo, se envolvió en una manta y llamó a un amigo contándole que estaba grave y que lo llevara a la Posta Central de Santiago.
En la puerta no pudo contarle a la enfermera lo que había pasado. "Tengo un problema personal entre las piernas", dijo mirando a lado y lado para asegurarse que nadie lo escuchaba.
"Ah, venéreas. Tiene que ir a Mapocho a sacar número mañana", respondió la enfermera.
El hombre se retorcía de dolor y ya al borde de la locura abrió la manta, y el auxiliar, al bajar la vista, se agarró la cabeza a dos manos mientras gritaba que en 30 años en la posta nunca había visto algo parecido.
A los pocos minutos se congregaron en Urgencia, en carácter de emergencia, dos compañías del Cuerpo de Bomberos, la 6ª y la 7ª, un equipo médico de la misma Posta Central, un dentista, arsenaleras, y media docena de auxiliares del mismo recinto asistencial trabajaron por más de tres horas.
Había que cortar algo. Se optó inteligentemente por el anillo del rodamiento y se repartieron las pegas.
Sacó chispas
Bomberos debió utilizar una galleta para partir el acero. Las chispas que provocaba el roce de los metales obligó a que el dentista aplicara suero helado.
Los médicos debían hacer bajar la presión de la sangre del miembro y las 20 personas restantes miraban con la boca abierta la operación.
El paciente fue dado de alta y lo hicieron jurar que no verá más a los Supersónicos, a la Robotina, Robocop, ni siquiera a los Power Rangers, para que no le dé una recaída.
(La Cuarta, 13 de noviembre de 2002. No pude encontrar la original de marzo de 1998).

Sin comentarios. En mi vida, y recuerdo muy bien que esto fue antes de querer ser Periodista, he leído una de las cosas más freaks (raras, hueveadas o cuáticas) publicadas en la prensa nacional.
Durante ese tiempo hasta esa fecha, cada vez que recuerdo este suceso me pregunto: "quién puede ser tan WEÓN para caer en una acto como éste". Creo que tiene que haber sido una lección tan grande que desde ahora sus manos y taller mecánico deben estar pasando por un período de celibato y abstinencia.
No desanime amigo, los miedos pasan, recuerde muy bien el grafitti que "la paja mata al hombre, pero el hombre no le teme a la muerte". A ello le sumo el dicho "lo que no te mata, te hace más fuerte". Me queda claro que después de esto, el asopao tiene que haber salido muy fortalecido, con una personalidad inquebrantable, pero con el estigma de las burlas recibidas y con que no podrá entrar más a la posta central, ya que cada vez que lo haga más de alguno lo va a recibir con una carcajada.
¿Habrá tenido miedo al pelo de oro, por lo cual optó por un rodamiento? al parecer tiene que haberlo sido.
Me imagino la cara de ese hombre ingresado a la posta central aduciendo que tenía un problema, es cómo la clásica historia de ir a comprar condones o un test de embarazo: siempre te atiende una mina y balbuceas tratando de explicar tu necesidad o en este caso tu dolencia.
Es por lo anterior que defiendo el concepto de la Ley de Murphy, aquella que nos dice que siempre que algo tenga probabilidades de fallar, lo hace; aquella que nos recuerda que en el supermercado siempre la fila que está atu lado avanza más rápido.
No estaría más hacerle un seguimiento periodístico a este individuo, ver que fue de su vida, a lo mejor tiene una ferretería o es control de calidad de las empresas de rodamientos.
Al finalizar esta entrada no me queda más caso recordar el dicho "quien se acuesta con niños, amanece mojado", que en este caso sería "quien se acuesta con la Robotina, amanece con el pajaro atorado".

1 comentario:

David Muñoz dijo...

Buenas reflexiones en realidad. "La vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar", como decía la mamá de Forrest Gump...en fin ando poco creativo, solo paso a saludarlo y agradecerle su visita por mi rincón...