lunes, mayo 08, 2006

Simplemente, un cabro chico....


Otro día navegando por internet y en mis paseos por la televisión por cable, el canal A&E estrenó un ciclo de las películas de Superman protagonizadas por el célebre, pero ya inexistente Cristopher Reeve.
Recordé cuando era un niño y miraba esas películas con la ilusión de que un día alguien nos pudiera salvar a todos de nuestros problemas.
Me enrrollaba las toallas al cuello y en ocasiones simulé volar, que más tenía como 5 años, por los pasillos de mi casa. Admitó que a diferencia de las leyendas urbanas nunca me lancé de un segundo piso queriendo volar o me paré frente a un vehículo a toda marcha queriendo detenerlo con una mano.
Ahora, 20 y tantos años más tarde, reconozco que me sentí casi sorprendido y como un niño al encontrar un trailer de la nueva película que se estenará en junio (si es que no me equivoco).
Siento algo especial cada vez que pasan los días y encuentro más cosas por internet.
Es por todo esto y mucho más que les voy a advertir a quien ose aceptar alguna invitación es que ingresaré a ese cine siendo de 25, pero una vez que estén adentro conmigo y me vean a los ojos ya no estaré yo, sino estará un niño, un cabro chico.

domingo, mayo 07, 2006

Breve recorrido por un rincón de paraíso...


Cuando era sólo un joven practicante, me tocó reportear una actividad de turismo. al principio pensé que iba a ser una fría jornada de reporteo, de artículos grises, todo desde el prisma de la tercera persona, parte inactiva, pero latente y con ganas hacer algo.
Posteriormente a la actividad, la vida me enrostró de que no conozco nada, que no he visto todo en mi región.
Ir al destino Siete Lagos (tour a través de los lagos Panguipulli, Calafquén, Neltume, Pellaifa, Pullinque, Pirehueico y Riñihue) fue algo que me sorprendió. Me gustó viajar por esos lados, vi la nieve por todos lados, al contrario de cuando nevaba en Valdivia donde sólo con un centímetro de nieve caída uno inventa el típico mono de nieve o las guerras tantas veces visto en las películas.
Esa vez lamenté mucho no tener fotos mías, pero sí del resto, siento que me vine con las manos vacías quien me creerá que estuve ahí y que recorrí esa zona.
Una vez en Valdivia juré que regresaría al lugar: lo hice, más maduro y con mi propia cámara para así sacarme así mis propias fotos.
Admito que en mi vida no he visto un lugar tan precioso y que me gustara tanto, muchos me han dicho no conoces nada aún. Lo sé muy bien.
Mi chaqueta, mi buen par de gafas yn una gruesa bufanda que me abriga ya que en ella está el cariño de quien me la hizo.
Después de tantas cosas rutinarias -y otras catastróficas- ocurridas mi vida respirar ese aire, ver esos parajes me devolvió la paz interior, calmó mi impetú y me hizo reflexionar sobre lo presente.
Espero regresar nuevamente, pero no como periodista sino como un hombre normal en búsqueda de la tranquilidad que otorga la naturaleza.