Otro día navegando por internet y en mis paseos por la televisión por cable, el canal A&E estrenó un ciclo de las películas de Superman protagonizadas por el célebre, pero ya inexistente Cristopher Reeve.
Recordé cuando era un niño y miraba esas películas con la ilusión de que un día alguien nos pudiera salvar a todos de nuestros problemas.
Me enrrollaba las toallas al cuello y en ocasiones simulé volar, que más tenía como 5 años, por los pasillos de mi casa. Admitó que a diferencia de las leyendas urbanas nunca me lancé de un segundo piso queriendo volar o me paré frente a un vehículo a toda marcha queriendo detenerlo con una mano.
Ahora, 20 y tantos años más tarde, reconozco que me sentí casi sorprendido y como un niño al encontrar un trailer de la nueva película que se estenará en junio (si es que no me equivoco).
Siento algo especial cada vez que pasan los días y encuentro más cosas por internet.
Es por todo esto y mucho más que les voy a advertir a quien ose aceptar alguna invitación es que ingresaré a ese cine siendo de 25, pero una vez que estén adentro conmigo y me vean a los ojos ya no estaré yo, sino estará un niño, un cabro chico.