miércoles, junio 13, 2007

Cuento de perros y gatos.... y una manito de brisca


Recuerdo estar en la playa y verte caminando hacia la orilla.
Gratos momentos que nunca pasarán al olvido.
Me viene a la mente tu sonrisa y miradas juguetonas, cuando tratabas de ocultarme al pequeño visitante félino, por el cual un rato antes me habías retado producto de un puntapié que le propiné.
Más recuerdo cuando fue el turno del perro quiltro que llegó hasta la puerta y que esperabas que echara con la misma celeridad y energía que lo hice con el gato. Sin embargo eso no pasó, y lo único que generó en ti fue una sonrisa debido a lo cortés que fui con el animal.
De ahí comenzó una discusión, no de las grandes, sino ideológica por las especies en la cual argumentabas de lo cariñoso de los félinos y yo de lo fieles que son lo canes que no llegó a ningún lado y que recordé con especial ternura anoche cuando paseábamos por el centro.
Posteriormente fue el turno de los naipes, me enseñaste a jugar a la brisca (juego en el cual por lo visto te vencí), después te quise enseñar a jugar "escoba", pero ya los sabías. A casi una semana de aquella tarde me doy cuenta que no aprendí acerca de cómo contar los puntos en la brisca, sin emvbargo, aún así trato de enseñarla a mis familiares. Ojalá que tengamos más tiempo para aquello.
De las noches, me quedo con los sonidos de las olas, del bosque que rodea a esa pequeña cabaña, de nuestros ronquidos.
Varias veces he intentado explicar por qué el fin de semana lo resumo en un cuento de perros y gatos, me gustó el tema, me gustó verte dócil y bella como lo son los gatos y sentirme tranquilo como lo hace un perro regalón.
De caminar en la playa, llegar hasta donde alguna vez llegaste, recorrer libres por las calles y darnos cuenta que a pesar de las grandes diferencias hay algo en común, que no sé bien cuánto durará, pero que aún así lo voy a disfrutar.
Por culpa de un "puntito" en el gran libro que es mi vida, me he quedado pegado y he escrito un párrafo féliz.