Una de las criticas más constantes que le puedo hacer a mi ciudad (Valdivia, Chile) es el aire alemán que se le quiere imprimir a sus cosas. Apellidos como los Andwanter, Haverbeck, Kunstmann, Von Bischoffshaussen o Von Binbanklauserdenfroitzdn (éste es ficticio) tratan de imponer una supremacía por sobreel común de los mortales.
Admitamoslo, en Valdivia existe la BierFest el museo histórico y antropológico de la ciudad tiene nombre europeo Maurice Van De Maele (creo que es holandés), la casa Andwanter, el parque Prochelle, Harnecker, la cervecería Kunstmann, todo alemán o extranjero.
Recuerdo que entre las cosas del museo valdiviano, se encuentra el arbol genealógico de la familia Andwanter, personalmente pienso "para qué mierda me sirve esa genealogía", no tiene gracia. Sería interesante buscar la mía, quién sabe a lo mejor me sorprendo, descubrir que eres descendiente de algún conquistador español (un tirano), de algún héroe de la historia o quizas de un simple mortal que no tenía nada más que hacer que venirse a Chile. Suena atractivo encontrar tu ascendencia eso es claro.
Caso curioso sufrimos con un amigo, durante una noche de juerga (en la cual estuvo presente un rico plato de asado con papitas) que entre tanta copa y copa, en el contexto de nuestras fiestas patrias, comenzó a revelar una serie de infidencias las cuales nos dejaron a todos metidos hasta el cuello. Más aún nuestro colega en un afán de quedar bien con el dueño de casa confesó el apodo que en más de una vez lo mencionamos en diferentes reuniones sociales.
"Mi hermano, yo te voy a confesar CÓMO TE DICEN LOS CHICOS (ojo con LOS, ya que aquí se desmarcó con la mejor finta). LOS CHICOS TE DICEN F...... Realmente no sé por qué weón", dijo.
Posteriormente, y en un afán irrefrenable de seguir desparramando, reveló detalles sabrosos de la hermana de un colega.
Mi amigo, insisto en que te hagas una revisión de tu árbol genealógico, no vaya a ser que nos encontremos con sorpresas varias, que seas tataratataranieto de Judas Iscariote. Personalmente lo pensé en reiteradas ocasiones durante ese carrete, ya que nos vendiste como Judas y por eso faltó que nos crucificaran.
No vaya ser que nuestro colega (y jefe durante los fines de semana) sea resentido, ya que con tu vendida estaríamos nosotros comenzando un lento via crucis.
